La relación entre la sal y la salud es muy clara ….. o no? Veamos que es exactamente lo que esto significa, pero antes, hablemos un poco de que es la salud.

Estar saludable

Uno de los síntomas de nuestra época es la preocupación por estar saludables, es decir que los órganos del cuerpo realicen sus funciones de manera regular, para ello y por ello encontramos una gran cantidad de contenido audiovisual que nos dice que hacer para mantener la salud, o para resolver los problemas que nos aquejan a este respecto; encontramos recetas para comer sano, ejercicio para quemar calorías, recomendaciones de suplementos alimenticios, por señalar algunos. Me atrevo a asegurar que nuestra preocupación por la salud es directamente proporcional al estilo de vida que este momento histórico nos impone, nunca en la historia de la humanidad se había consumido tanta comida (que no alimento), y nunca la comida había sido un factor que propicia el desequilibrio de las funciones corporales.

Lo que comemos ¿realmente es saludable?

Con una frecuencia inusitada lo que ponemos en nuestra boca tiene más cercanía a los laboratorios que procesan productos para el consumo humano que a la naturaleza, mucha de la comida ultra procesada (de la cual hablamos mas a detalle antes) está preparada con aditivos químicos, de efectos no del todo deseables, que mejoran el sabor, alargan el tiempo de almacenamiento, les dan colores y texturas llamativas a los productos, la industria nos entrega comida cuyos sabores excitan nuestras papilas gustativas, modelan además nuestro sentido del gusto, nuestras costumbres culinarias e incluso los tiempos en que comemos. Dos de los condimentos preferidos por esta industria son el azúcar y la sal.

No podemos dejar de hacer notar la similitud entre las palabras sal y salud, ellas comparten las tres primeras letras, podríamos apuntar que no es una casualidad, los cuerpos humanos requieren de la sal para realizar algunas de sus funciones vitales, como veremos a continuación, el problema no es la sal, sino la cantidad que diariamente consumimos, la organización mundial de la salud recomienda una ingesta máxima de 5 g de cloruro sódico (sal) al día (la recomendación puede variar por ejemplo en U.S.A., sugieren que el consumo debería ser de 3.75 gramos diarios), sin embargo, el consumo promedio en los países de influencia occidental es de hasta 12 gramos, más del doble de lo señalado por la OMS. Cabe preguntarnos ¿Qué ocurre en el organismo con el exceso de sal que ingerimos?

 

La sal y el organismo

Por principio, el metabolismo de las células (todas las células que conforman el organismo) necesita de los elementos sodio y potasio para tener el agua que requieren para su óptimo funcionamiento, recordemos que el porcentaje de agua en los cuerpos humanos es de 80%, el potasio regula el agua en el interior de la célula mientras que el sodio hace lo propio en el exterior de la misma, a esto se le llama equilibrio hídrico; el cuerpo no puede producir el sodio por si mismo, debe obtenerlo de los alimentos; por lo anterior, existe una relación entre el sodio y el agua, por lo que no es de extrañar que el consumo excesivo de sal tengo como resultado la retención de fluidos, y una mayor cantidad de líquidos eleva de la presión arterial (es decir, la fuerza que la sangre ejerce sobre las arterias).

De acuerdo con Guin y Guerra al ingerir demasiada sal aumentan los niveles de sodio en la sangre y para compensar ese aumento se retiene el líquido, aumentando el volumen de sangre en los vasos sanguíneos y elevando la presión arterial. La presión arterial alta daña las paredes de los vasos sanguíneos y produce la acumulación de las placas de ateromas que bloquean el flujo sanguíneo. También existen daños a nivel del corazón haciéndolo trabajar más duro para bombear sangre en todo el cuerpo, afecta a los riñones, huesos, puede producir un accidente cerebro vascular así como  insuficiencia cardiaca entre otras. Las autoras sostienen que la presión arterial puede causar una ligera disminución en la cantidad de sangre que llega hasta el corazón lo que provocaría angina (dolor agudo en el pecho al estar en actividad) y si el consumo no disminuye con el tiempo el daño causado por la presión extra de sangre puede llegar a hacer que las arterias estallen o se obstruyan completamente, el resultado sería un ataque al corazón (2019). Las enfermedades cardiovasculares son actualmente la principal causa de muerte en el mundo.

¿Por qué consumimos tanta sal?

Pero si el exceso de sal nos hace daño porqué seguimos consumiéndola; como mencioné anteriormente la industria alimentaria ha modificado nuestro sentido del gusto, al agregar cada vez mayores cantidades de sal a sus productos acostumbro nuestros paladares a productos muy condimentados y salados, por lo que cada vez requerimos mayores cantidades de este condimento para sentir agrado al comer. Aunado a lo anterior, dado que la sal sirve como conservador, y muchas veces enmascara sabores no gratos generados por aditivos, se le añade sal a una gran diversidad de comida, incluso a cosas que no nos imaginamos que podrían tener, como las galletas y demás cosas dulces. Una buena estrategia para saber si lo que estamos comiendo tiene mucha sal es revisar los sellos frontales, ellos nos indican si un producto tiene exceso de sodio, esta medida es útil y bien vale la pena detenernos a revisar los empaques.

¿Y que puedo hacer para controlar mi consumo de sal?

Lo mas sencillo que podemos decirte es que no consumas alimentos ultraprocesados, si sientes hambre entre comidas, consume almendras, cacahuates y nueces que te brindan energía saludable y un aporte natural de sal, y olvídate de las papas, chicharrones y frituras en general. Y principalmente, cocina en casa, no debes de ser un chef ni pasar horas en la cocina, pero si cocinas tus propios alimentos tendrás una referencia real de cuanto sal estas agregando. Estos sencillos pasos pueden hacer una gran diferencia en tu salud, te lo aseguramos.